Estuvimos entrevistando a Vanesa Aibar justo unos días antes de que recibiera el Premio Max al Mejor espectáculo de danza 2023, por su espectáculo ‘La reina del metal’. Compartimos ahora su entrevista, en relación a su función en Teatro La Fundición el 20 de abril con su propuesta ‘Áspid’.
Javier Ossorio (TORNAVOZ) – Bienvenida Vanesa Aibar, bailaora… bailarina… danzante. De Jaén a Sevilla, ¿pasando por…?
Vanesa Aibar.- Por Granada. Nací en Villanueva del Arzobispo, de allí a la academia de Villacarrillo, luego el conservatorio en Granada; salté al Centro Andaluz de Danza en Sevilla y ya me quedé aquí, donde vivo y hago mis creaciones desde hace ya 18 años.
JO.- En tu peculiar forma de bailar es evidente que la raiz viene del flamenco, aunque se detectan ramalazos o influencias de contemporaneo. ¿Cómo es este desarrollo?
VA.-Parto del Flamenco, de la Danza Española, de mi formación y de todos los artistas que me gustan y me han nutrido artisticamente. Los ramalazos que planteas para mí son contemporáneos porque suceden en este momento. Realmente no tengo un cononocimineto profundo de la técnica contemporánea. Quizás me indentifique más con los términos de nuevo flamenco, flamenco actual… La gente puede pensar que tengo una formación muy solida en contemporáneo, y en realidad lo que tengo es una formación muy sólida en técnica corporal. Trabajo el movimiento espontaneo, el movimiento libre. Parto siempre de muchas improvisaciones y cuando toman formas escénicas quizás no son reconocibles como algo flamenco, de ahí que venga el etiquetarlo como contemporáneo, ese cajón donde incluimos las danzas que a priori no reconocemos.
JO.– Es muy curioso porque cuando te veo bailar yo no noto esa divergencia, no reconozco esto es flamenco y esto es contemporáneo, como espectador lo que percibo es un todo.
VA.- Yo también siento un todo por supuesto, creo que es resultado de ese modo de trabajar el movimiento a través de las improvisaciones, si las respetas no hay un juicio sobre si lo que sucede tiene forma flamenca, contemporánea, española…hay un todo. Aunque mi formación ha sido muy ortodoxa siempre he sentido la necesidad de buscar en otras direcciones. En una de estas busquedas tuve la posibilidad de trabajar con Juan Carlos Lerida. Fue una proyecto de dos años conducido por él, donde podríamos decir que se fraguó mi forma o más bien mis formas de bailar.
JO.- ¿Has bailado para otras gentes o siempre han sido creaciones propias?
VA.- En realidad he bailado poco para otros. El hecho de no tener marcada ninguna tendencia o escuela quizás me ha permitido desarrollarme con menos prejuicios y adquirir formas, estéticas muy personales.
JO.- Quizás deberíamos destacar en tu forma de bailar la libertad que transmites desde el escenario. Una fuerza que envuelve y te atrapa como espectador, llevándote a unos terrenos alejados de lo convencional.
VA.- De pequeña tuve una lesión neurológica que me obligó a una larga rehabilitación, además soy fisioterapeuta y me dedico a la danza. Con lo que la relación con mi cuerpo es larga y profunda. A veces me pregunto a dónde me lleva este camino, ¿cuál es la meta? Aunque quizás lo más interesante sea precisamente el andarlo, independientemente de a dónde me lleve. En resumen, gracias a mi lesión bailo como bailo.
JO.- Estás hablando de tu camino, pero en este momento Vanesa Aibar ¿Cuál es tu futuro?
VA.- Intento visualizar proyectos a dos o tres años vista, aunque sostenerse como compañía, al menos para mí, es muy complicado con ese horizonte temporal. Intentas hacer malabares para que las circunstancias externas no interfieran en la fragilidad del trabajo. Ultimamente pienso mucho en cómo no caer engullida por la maldita rueda a la que se nos somete a los creadores: creación, producción y muerte.
JO.- Entiendo que tu trabajo ‘Áspid’, que presentas en La Fundición el 20 de abril tiene un carácter más íntimo, más poético que ‘La reina del metal’, que posee un carácter más duro, quizás más catártico. ¿Cómo ha sido el paso de una pieza a otra?
VA.- Curiosamente las dos obras son dúos realizadas con dos músicos en directo, en ‘Áspid’ con José Torres Vicente, que procede del flamenco; mientras que en ‘La reina del metal’, con Enric Monfort, que procede de la percusión contemporánea. No sé si es una búsqueda sobre la bipolaridad, sobre la dualidad… Es establecer una relación con tu compañero que a modo de espejo te devuelve las propuestas artísticas. ‘La reina del metal’ ha surgido tras los confinamientos y tras un proceso muy madurado. Entre ambas piezas hay mucha distancia temporal y de vida, por lo que las energias de partida no tienen mucho que ver y de ahí la diferencia entre los dos espectáculos. Si en ‘Aspid’ la interrelación es con una guitarra y sus posibilidades musicales, en ‘La reina del metal’, la música viene de la mano de un percusionista, ejecutando principalmente sobre elementos metálicos y música electrónica. Evidentemente, cambiar los elementos generadores de la música me abre otras posibilidades y nuevos caminos para bailar. Es dejarse llevar, confiar y sucumbir ante lo que está sucediendo. No equilibrar, sino dejarse sorprender por lo que ocurre en los ensayos.
JO.- Y de cara a nuestro público, explícanos ¿por qué debemos venir a ver ‘Áspid’?
VA.- Básicamente para dejarse embaucar con un espectáculo de danza flamenca con otra mirada. Esta pieza se nutre de la propia historia del flamenco para contarnos otro relato paralelo. Cuando estuvimos preparando el espectáculo encontramos mucha analogía entre la serpiente y la bailaora, que no deja de ser una visión sesgada, a consecuencia de la religión, de la imagen de la mujer pecadora, Lilith, y la serpiente. También hay referencias de la imagen del flamenco que contruyeron los escritores románticos a través de la bailaora. La bailaora sensual que se retuerce como una víbora.
JO.- Un claro ejemplo de esta imagen lo encontramos en ‘La mujer y el pelele’, de Pierre Louÿs.
VA.- Sí, sí… puede ser un referente. También descubrimos textos de Rilke y de Salvador Rueda hablando sobre los brazos y el cuerpo de las bailarinas y de cómo se contonean. Nos pareció muy atractivo coger la analogía de la serpiente y la bailaora como punto de partida. Creo que planteamos una feminidad muy concreta en una pieza muy bien construida, con un lenguaje rico en movimientos y con un guitarrista que de alguna manera también baila e interactúa, convirtiéndonos en una pieza para un dúo muy bien cohesionada. A todo esto hay que sumarle el trabajo de la artísta plástica de Susana Guerrero, Juan Carlos Lérida como asesor, Francisco Marchiran que colaboró en dirección y dramaturgia, y mi compañero y músico José Torres Vicente. Todo esto nos da una propuesta sólida que esperemos entusiasme al espectador.
JO.- Gracias por tus palabras Vanesa, gracias por tus formas de bailar y por presentarnos tu ‘Áspid’, que cual serpiente, nos envuelve e hipnotiza.