La condición cultural contemporánea ha extendido los límites del concepto de arte hasta niveles inaceptables para algunos, pero que ha permitido a un número cada vez mayor de personas comunes expresarse de forma similar a la de los artistas sin culpas ni complejos.
Esta exposición de ensamblajes es un vano intento de contener la realidad, aceptando lo que nos sucede, pero acotando nuestra percepción a límites más estrechos y controlables en un mero intento de ser un poco más feliz y disfrutando de darles nueva vida a cosas inservibles o insignificantes.
En su sentido artístico es un proceso en el cual se consigue la tridimensionalidad colocando diferentes objetos-no-artísticos muy próximos unos a otros. El ensamblaje se obtiene incorporando en una obra de arte, materiales artísticos tridimensionales y “objetos encontrados” que, elevados al estado del arte, permiten al artista desafiar la idea tradicional del arte en sí.
No hay truco ni manipulación, todo está a la vista. Sin pretensiones ni discursos estéticos, simple y llana materia controlada en espacios limitados en un afán vano de asir la realidad compleja y esquiva que nos toca vivir. Será usted quien haga de todo este trabajo un motivo de reflexión, de sorpresa o enojo, interpelado nada más que por las cosas que la vida va dejando arrumbadas y que el autor intenta volverlas a esta otra nuestra realidad.